La edad de la imaginación donde existen hadas, unicornios, monstros y hasta donde se puede hablar y jugar con ellos existe, si en algún momento se ve a un niño hablando solo, posiblemente está con su amigo imaginario.
Los amigos imaginarios aparecen entre los 2 años hasta los 7 años, siendo algo característico pero normal en el desarrollo evolutivo de los pequeños.
La mayoría de niños crean un mundo de fantasía diferente al que viven, pero no es para preocuparse, es solo su imaginación y aunque parezca difícil de entender, ayuda a proyectar las emociones comprendiendo con facilidad los sentimientos, no solo los de ellos, sino de otras personas.
Este nuevo inicio de aventura, fortalece algunas áreas, donde por medio de su interacción con su amigo invisible, podrán reconocer sus más profundos miedos, fobias y temores, al exteriorizarlos adquirirán la capacidad de enfrentarlos, teniendo mayor confianza en ellos mismos, sintiéndose más fuertes, elevando su autoestima.
Aunque la imaginación de los niños vuela sin parar, es importante tener un control ante estos juegos, analizar en qué momento pueden aparecer sus amigos imaginarios, pues muchas veces son filtros de huida para olvidarse de una situación estresante y que les queda difícil manejar, también estas características son manifestadas cuando hay una separación de los padres, perdida de algún familiar o la falta de un hermanito.
Esta etapa se caracteriza como el desarrollo del juego simbólico, aquí se realizan representaciones mentales y se interactúan con ellas, como por ejemplo, hablar con un amigo invisible, o tomar un juguete y hacer que habla con él.
Esto no debe causar ninguna preocupación mientras sean felices y cumplan con lo establecido en casa, órdenes y normas habituales de comportamiento, cuando la relación con el amigo imaginario empieza a fomentar conductas de aislamiento o de bajo rendimiento escolar, es mejor poner atención, hacer correctivos en los juegos y orientarlo con la ayuda de una psicóloga o pediatra.
Por esto razón siempre se debe supervisar a los niños y más cuando son pequeños, no permitir que estén o mantengan mucho tiempo solos, fomentar en casa actividades de interacción familiar y relación con amigos de la misma edad.
El diálogo es fundamental, preguntarles sobre su amigo conocer las características y saber qué piensan, estas respuestas darán una idea para ir enfocándolos, sin trasmitirles sensación de que están haciendo algo malo, si no al contrario, que sientan que sus padres los entienden y pueden contarle absolutamente todo.