La edad de los 2 años es una etapa donde los cambios de temperamento no tienen fin y aunque esto es muy normal, la manifestación de rebeldía, llantos y quejas constantes, hacen que muchas veces los padres se desgasten cuando los niños quieren algo de inmediato o simplemente no les gusta que le digan que “no”.
Aunque es difícil esta edad, es crucial aprovecharla para afianzar las bases de la educación y control de sus emociones.
Los dos años es una edad en la que cuesta aceptar normas, les resulta frustrante dejar su juego por tener que obedecer algo que no les interesa realizar en ese momento, si hacen algo es porque ellos lo dicen mas no porque alguien les esté ordenando, es normal que sean obstinados, impacientes y siempre quieran llevar la contraria en todo.
Por esta razón, es importante ser radicales a la hora de enseñarles a ejecutar órdenes, aprendiendo como padres a tolerar la frustración, sin ceder a las exigencias que hagan. Un poco de firmeza y constancia será la clave para poder asumir con éxito esta etapa.
Como recomendación en los momentos de cambio de ánimo de los pequeños, no se debe reaccionar con enojo, sino que se debe intentar entenderlos, comprendiendo que no siempre pueden controlar sus emociones, pues muchas veces ni ellos entienden porque se comportan de esa manera.
Ofrecerles la posibilidad de ser autónomos y a su vez lograr que obedezcan, no es imposible si se les comunica las cosas de forma estratégica, como por ejemplo:
¡Vamos a dormir!! Las palabras asertivas son fundamentales para ellos, ya que dan firmeza a la orden que se les quiere enviar y no se les da posibilidad de refutar.
También se les puede dar oportunidad de escoger en algunos momentos, acompañando la palabra asertiva con una pregunta como: ¿quieres acostarte con tu muñeco o mejor sin él? Esto fomentará su autonomía y al mismo tiempo motivándolo a hacer lo que se necesita que haga en el momento justo.
Suprimir el ¡no! es recomendable para esta etapa en la que se está programando a los niños a tener pautas de obediencia, se recomienda remplazar el no por un ¡ya! o un ¡para!, debido a que estas palabras encajan más con la autonomía de los pequeños.
La motivación para que realicen una acción con un tono de voz alegre, logrará que quieran a hacer lo que se les manda sin sentirlo como una orden o una imposición, muchas veces si no quieren hacerlo y muestran actitud desafiante como por ejemplo, “recoge los juguetes” y se oponen a hacerlo, la mejor actitud de los padres es no discutir, sino cogerlos de la mano y llevarlos donde están los juguetes haciendo que los pongan en su lugar, enseñándolos de forma indirecta a dar una respuesta positiva ante lo que se les pide, además, una felicitación los motivará a continuar su tarea.
Cuando hagan una pataleta por algo, nunca se deben amenazar con dejar de quererlos pues se debe recordar que están siendo ellos mismos y por más incómodo que sean estas rabietas es parte fundamental del desarrollo emocional, con la tranquilidad que a medida que van creciendo el mal humor irá desapareciendo, teniendo en cuenta que no se debe acceder a todo lo que quieren de forma inmediata y menos cuando es expresado de forma inadecuada, esto solo reafirmara su mal comportamiento prolongando sus malas actitudes por más años, siendo más difícil después manejar su temperamento.