Cuando somos niños solemos temerle a muchas cosas, y en la adultez, hay varios de esos temores que se nos olvidan, que superamos pero que volvemos a recordar cuando nuestros hijos manifiestan alguno de ellos, desde el miedo a la oscuridad hasta el temor de ir al baño.
Esta es una de las fobias que presentan la mayoría de los infantes y está asociada muchas veces al acto de ‘hacer caca’. Primero hay que recordar que esto es uno de los procesos evolutivos más importantes en la vida del niño y debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que la experiencia no sea traumática, sino que pase como una etapa más.
Procurarle confianza, seguridad y tranquilidad a nuestro pequeño a la hora de ir al baño es clave y no reprenderlo de más cuando se equivoca, no avisa o ‘se hace’ encima, es uno de los principales retos que como padres tenemos.
Este miedo surge con fuerza entre los dos y cuatro años, mientras empezamos a entrenar al pequeño para que use el inodoro para ir removiendo el pañal. Pero puede reaparecer en otro momento, en la niñez o incluso en la adolescencia por algún disgusto, evento confuso o doloroso en la vida de nuestro hijo, la pérdida de un ser querido, bullying en el colegio, entre otros, son algunas razones que pudieran reaparecer esta fobia.
Este miedo, de mantenerse en el tiempo, puede devenir en otras complicaciones desde estreñimiento hasta megacolon funcional.
¿Cómo sé si mi hijo padece de este miedo? ¿Estará haciendo un círculo vicioso alrededor de este temor?
Lo primero es observar la rutina de ir al baño de nuestro pequeño, observar algún cambio en su comportamiento y anotar la frecuencia con la que suele ir versus lo que presenta ahora. Normalmente los niños eligen no avisar a tiempo o no ir al baño cuando toca porque no quieren interrumpir lo que están haciendo, por no sentirse cómodos yendo a baños que no les resultan familiares o porque les cuesta evacuar, bien sea porque no consumen mucha fibra, porque padecen de nervios, por exceso de escrúpulos o asco a las heces, por vergüenza.
Al ocurrir esto empieza a dilatar el proceso, las heces se endurecen en el colon, se vuelve más dolorosa la ida al baño y el niño insiste en evitarlo aún más por temor a que duela, a sangrar o a presentar alguna incomodidad.
Este círculo vicioso puede agravarse por la insistencia de los padres de ponerle presión al hecho de ir al baño, así que a continuación damos algunos tips para hacer de esto algo menos estresante para padres e hijos.
Si ya observamos la presencia de la fobia debemos recordar que es natural y normal en el desarrollo de nuestro pequeño y que es nuestro rol llevarlo de la mano para que deje de asociar ir al baño con algo traumático. Hay que dejar de sacar el tema de conversación de manera constante para no sumarle presión.
A su vez tenemos que mostrarnos comprensivos y empáticos, conversar de lo natural que es ir al baño, lo saludable y necesario que es para estar bien. En este punto podemos valernos de cuentos, libros infantiles que aborden esta situación de manera más cercana a la mentalidad de nuestros hijos.
Tal vez el temor venga asociado al cambio del pañal y a los regaños que puede recibir si se mancha o se ensucia por no avisar, así que si bien es clave recordarles ciertas normas higiénicas no es recomendable el esquema de premio-castigo en este caso, generará mayor stress en el infante y podrá reprimirse para evitar que eso ‘sucio’ se manifieste.
Si más bien no va al baño por causa del estreñimiento y esto le produce dolor, es preferible conversar con el médico para que evalúe su dieta, aumentemos la ingesta de fibra y agua, incluyamos algún deporte o ejercicio leve que ayude en la movilidad de los intestinos o incluso darle algún laxante si el especialista así lo receta.
Por último, si todo se dificulta no podemos descartar una conversación con un sicólogo infantil que nos oriente, haciendo partícipe a nuestro hijo de la solución al problema.
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