La mayoría de bebés pueden presentar mayor sudoración, cuando duermen o se alimentan, teniendo en cuenta que esto es algo muy natural en los pequeños.
Cuando el cuerpo suda es porque necesita eliminar el exceso de calor para poder regular la temperatura corporal, este funcionamiento se produce por que las glándulas sudoríparas producen humedad para nivelar la temperatura interior del cuerpo así como la exterior, en los bebés este sistema aún no ha madurado del todo, lo que provoca que suden en exceso o se enfríen muy rápido.
Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), aseguran que el sudar es algo muy normal en estas etapas de infancia, pero de igual manera se puede evitar que este tipo de sudoración no sea excesiva con previos cuidados en casa ante materiales que tengan contacto con su piel o mucha cantidad de ropa puesta.
Los niños pueden sudar mucho porque están muy abrigados y esto no siempre es tan bueno, por lo regular algunas madres suelen ser muy cuidadosas en la noche con sus bebés para que no se resfríen, abrigándolos demasiado, pero si la noche no está tan fría puede generarle fatiga y molestias durante la noche.
La idea es poder identificar en que momento en necesario abrigarlos un poco más, esto dependiendo los ambientes en los que vayan a estar, para poder escoger la ropa más adecuada, aun en los tiempos de invierno.
Así mismo se debe mantener a los bebés bien hidratados puesto que al sudar mucho, perderán líquidos que, al no ser recuperados, puede afectar la salud de los pequeños, presentando debilidad y malestar.
Si son menores de seis meses es mejor preguntarle al pediatra si se le puede dar agua además de la leche. Para los que tengan un año y más, se recomienda complementar la alimentación con agua por lo menos un vaso por día, recordando que el 70% del cuerpo del ser humano se compone de agua, si hay una sudoración excesiva, se debe estar muy pendiente de su hidratación.
Factores que se deben tener en cuenta, es el uso de ropas adecuadas utilizadas según el clima, con materiales que permitan una fácil transpiración y que no sean causantes de alergias o que provoquen mayor sudoración.
Por ejemplo, en verano, es recomendable el uso de hamacas, puesto que le permitirán mantener y regular su temperatura en relación a la externa. De hecho, nuestras hamacas guardan esta característica: son traspirables y han sido confeccionadas con los mejores materiales, lo que hace que sean frescas y dejen circular el aire y las brisas veraniegas.
Se debe procurar que los ambientes donde vaya a estar el bebé sean frescos, si está haciendo mucho frío en el lugar o en la habitación, tratar de acondicionar el ambiente para que el niño pueda regular su temperatura corporal con más facilidad, no es bueno tenerlos en lugares muy encerrados con mucho calor o temperaturas muy bajas.
Si se identifica alguna reacción en los niños como, fatiga, pérdida de apetito, vómitos, puede presentarse por un cambio de temperatura fuerte y una baja regulación corporal, por lo que se debe medir inmediatamente la temperatura en el niño y acudir al pediatra de cabecera.
Se debe aprender como padres a manejar de forma óptima el manejo de ropas y materiales adecuados, que se acomoden a las necesidades de los niños en los diferentes climas, para no afectar su salud y así puedan adaptarse con facilidad a su medio ambiente.