Las cosquillas pueden provocar risas placenteras y tener una tierna conexión padres e hijos, éstas siendo reconocidas como un mecanismo de vínculo, de interrelación social y de comunicación.
Tras un día lleno de mucho estrés, los pediatras sugieren jugar a las cosquillas, ayudando a los adultos a liberarse del cansancio y las preocupaciones, logrando una sensación de bienestar y de unión familiar.
Las muchas alegrías que dais a vuestros pequeños a la hora de jugar no solo causa diversión sino además promueve el desarrollo cognitivo estimulando sus sentidos y el reconocimiento de las diferentes partes del cuerpo.
Las cosquillas son estímulos beneficiosos que conectan todos los sentidos, les permite estar más alerta a lo que sucede en el entorno elevando el nivel de atención y de raciocinio, esta sensación de cosquilleo conecta con las terminaciones nerviosas que hacen más fuerte el sistema inmune. Dentro del movimiento causado por las risas, los músculos del cuerpo son ejercitados, el inhalar y exhalar mejora su respiración fortaleciendo su corazón.
Aprenderán a desarrollar habilidades comunicativas, cuando no se sientan cómodos podrán expresar de alguna manera que no se sienten bien o que no es el momento para este tipo de juegos, una perfecta oportunidad para expresar sus sentimientos y emociones.
La intensidad de las cosquillas se debe relacionar con la edad de los bebés debido a que si son muy pequeños la sensibilidad es mayor y puede causarles molestias, mejor inicia con suaves cosquillas en las mejillas, alrededor de la boca y en la planta de los pies. A partir de los dos años, los pies el estómago y sus axilas, serán el lugar donde desarrollarán más sensibilidad.
Las cosquillas nunca deben ser forzadas, debe ser un juego divertido y si en algún momento rechazan las cosquillas es mejor esperar el momento en el que ellos quieran hacerlo.
¡Feliz día!