Los bebés exploran todo con sus manos y con su boca y es normal que desde muy bebés quieran llevarse todo a la boca, pero alrededor de los dos años hasta los tres años, los niños adquieren una costumbre muy usual que es el morder, no con la intención de explorar sino para manifestar deseos, sentimientos y emociones reprimidas.
Algunos niños muerden por razones diferentes, unos lo hacen más por frustración de estar en un lugar que no quieren, cuando sienten que invaden su territorio o porque quieren proteger algo que consideran suyo y no les interesa compartir.
También esta reacción es manifestada porque en algunos momentos se sienten estresados, sienten que no sobre salen o no reciben la misma atención que otros niños, esta maniobra será usada por ellos para llamar la atención de cuidadores, docentes y padres.
Este tipo de comportamiento se hace más notorio cuando entran a la escuela o guardería, el cambio de ambiente les genera mayor presión ante las actividades que debe hacer y no saben cómo manejar una situación sintiéndose muchas veces paralizados y atemorizados, morder es una forma de exteriorizar sentimientos represados o simplemente lo toman como arma de defensa cuando temen que les van a hacer daño.
El morder también puede ser una reacción de curiosidad de ver qué sucede o que efecto produce, cuando están enérgicos o muy estimulados, es frecuente que lo hagan, puede ser una reacción o expresión equivocada de emoción y a su vez de amor.
Un cambio de casa, un nuevo hermanito puede acrecentar este hábito, por eso la comprensión en este proceso es vital para poder ayudarlos efectivamente, logrando reconocer la molestia o el porqué de esta reacción, para poder corregir y enfocar a los niños a expresar sus emociones de forma adecuada.
Ante este acto se les debe explicar que el morder lastima y que eso no se hace, el castigarlo no es efectivo en estos casos pues solo hará que sean rebeldes al no sentirse comprendidos, es mejor mantener siempre la calma.
Es importante tener constante vigilancia cuando están con otros niños, ya sea en la escuela o en casa, ya que es en ese momento, que se les guía a comprender y a tener una mejor forma de expresar la molestia.
El prohibir una conducta no hace que los pequeños comprendan cual es la reacción adecuada, se debe dar ejemplos y explicaciones, estas deben darse dentro de los hábitos diarios, mostrarles la forma de relacionarse, el enseñarles a abrazar, a hablar y expresar lo que sienten por medio de la comunicación, hacer que esperen turnos y que pidan prestado cuando quieren tomar algo de alguien, ser amable con otros niños compartiendo juegos y juguetes, los ayudará a disminuir reacciones agresivas.
Nunca se debe responder con una acción igual, morder a un niño que muerde no es la mejor forma para que entiendan, la violencia y el regaño en público tampoco son maneras para que cambien.
Es mejor el dialogar y enseñar con ejemplo siempre dentro del vínculo afectivo, con amor para que así mismo ellos también den amor.
Elogiarlos y felicitarlos cuando reaccionan correctamente, hará que refuercen su buen comportamiento, haciéndolos cada vez más conscientes de sus acciones.
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Photo by Ryan Franco