La Guardería y sus Primeros Días de Adaptación
El momento de adaptación de los pequeños en su guardería no es nada fácil, ni para ellos ni mucho menos para los padres ya que sienten que están abandonando a sus hijos, muchas veces manifiestan conductas negativas que pueden hacer que el niño retroceda o se demore en su adaptación escolar.
A nivel emocional para los bebés tampoco es nada fácil, lo que experimentan en esos primeros días de escuela es algo similar a un sentimiento de pérdida, que irá disminuyendo ante la buena actitud de los padres.
No es dejarlos allí de repente, si no aprestarlos e irlos involucrando en actividades que ayuden al niño a desprenderse poco a poco y ganar seguridad cuando estén solos, contarles historias de como los niños van a su escuela y son muy felices, les genera una gran expectativa de aventura y nuevos conocimientos que no querrán perderse.
A pesar de ello es normal que sus primeros días o semanas muestren actitudes de rechazo, que serán manifestadas a través de las rabietas, llantos, muchas veces se verá afectada la rutina del sueño y los hábitos de alimentación, debido a la ansiedad, el miedo de estar en un lugar diferente a su casa, algunos niños se retraen y poco comparten, otros pueden ser agresivos y molestar por todo, lo que se debe tener en cuenta y nunca olvidar, es que esto es normal y que en nada se está afectando a los niños, pues es parte del desarrollo, de su autonomía e independencia.
Dentro de este proceso adaptativo se necesita mucha comprensión en los padres, la idea es transmitir a los niños, tranquilidad, confianza y seguridad ante el nuevo lugar donde estarán, si notan que sus padres están intranquilos, automáticamente sentirán el mismo temor, la actitud de los padres es fundamental y definirá que tan prolongado será la crisis adaptativa o si al contrario se demorarán poco y no será tan complicada.
Durante este periodo se recomienda que los padres sean quienes los lleven y los recojan, esto les dará mayor confianza y será más fácil para ellos acostumbrarse al cambio.
La despedida no se puede prolongar por mucho tiempo, un abrazo y un beso, acompañados con palabras como “diviértete” te amo” son suficientes para dejarlos, así no se les da espacio a los niños de hacer un berrinche. La docente debe ingresarlos sin más espera, dando inicio a las actividades que los involucren en las rutinas escolares.
Las palabras que se les expresan a la hora de dejarlos, deben ser firmes y muy entusiastas, si los bebés están llorando nunca se les debe decir: “no llores o la mamá se enoja”, “me demoro solo unos minutos y ya vengo”, este tipo de palabras no cumplidas acrecentarán la inseguridad de los pequeños ante su escuela, perdiendo credibilidad ante ellos.
Los padres deben tener ante todo la confianza del trabajo que realizarán las docentes, sino hay seguridad del todo, los niños lo percibirán y será mucho más difícil el desapego, se debe tener una buena comunicación con los docentes para conocer el comportamiento de los niños y como han asumido su nueva etapa.
Algo que favorecerá a los pequeños a quedarse en el lugar más tranquilos, es llevarlos con su muñeco favorito, una manta, o algo que les guste mucho de su casa, estos elementos les ayudarán a no sentirse extraños en el nuevo lugar, sentirse más cerca de casa y a medida que se relacionen mejor con su escuela, hagan nuevos amigos, irán dejando de depender de estas cosas.
Se les debe crear una rutina diaria de asistencia, con horas específicas de entrada y salida, si por alguna razón quieren dejarlos dormir más o no los quieren llevar a la guardería, esto retrocederá enormemente el proceso adaptativo, haciendo que cuando se lleven de regreso, sea mucho más difícil el quedarse.
Se debe contar con mucha paciencia, astucia y perseverancia, seguramente pronto se adaptarán.