El altruismo es la acción desinteresada ante las necesidades de otras personas y dar sin esperar nada a cambio.
Aunque los niños tienden a tener comportamientos altruistas, los padres y el entorno familiar son y serán una influencia fuerte para afianzar los principios altruistas.
La escuela debe ser pieza fundamental para inculcar estos valores, promoviendo la ayuda al que lo necesita, enfocando sus sentimientos no solo en el bienestar propio, sino en el de los demás.
Fomentar estos valores en casa no es tan difícil, solo se necesita mostrar con ejemplo como se debe hacer, así mismo realizar correcciones pertinentes, pero con mucho tacto, cuando quieran tener comportamientos egoístas.
El afecto hacia ellos es una forma efectiva para hacer que los niños sean más altruistas, el cariño que reciben a diario les da seguridad y no dudarán jamás del amor que le tiene su familia.
El enseñarles a compartir de forma divertida por medio de juegos será vital para ellos, como por ejemplo involucrar varios participantes que trabajen en equipo para lograr un objetivo o alcanzar una meta, promoverá la importancia del compartir y esperar turnos, del saber que no es solo ellos. El armar rompecabezas con la familia esperando su turno para poner las piezas, plantar árboles o realizar algún oficio en casa, promoverá el trabajo en equipo.
Si los pequeños se resisten a compartir, es importante no regañarlos por ello ni mucho menos castigarlo, esto solo hará que les moleste aún más el compartir, es mejor contar con un refuerzo positivo ante una mala acción, tampoco es tan malo que tengan este tipo de comportamientos inicialmente, pues es normal que tengan sentido de pertenencia ante sus juguetes favoritos y les cueste más darlos a otros.
A medida que pase el tiempo y que estas costumbres se vuelvan hábitos, irán comprendiendo el compartir con más facilidad, haciéndolo parte de su carácter, logrando en ellos, una satisfacción personal por ser solidarios.
La comunicación es importante para fortalecer el altruismo, cuando se peleen por un juguete, se les debe llevar a entender la situación que enfrentan, ayudándolos también a expresar sus sentimientos hacia esa situación, direccionándolos y explicándoles el porqué de las cosas y ante todo preparándolos para solucionar el problema con sus amigos, se les dará herramientas para que puedan solucionar conflictos de forma fácil y realista, por medio de la resolución de problemas.
Una solución es tomar turnos con el juguete, motivando en el juego el entender la importancia del altruismo y disfrutarlo en el proceso.
Aunque está bien el compartir, es importante respetar las cosas personales de los niños, pues no son los padres quienes deben decir que sacar del cuarto para prestarlo, sino es algo que deben decidir por voluntad propia, consultarles antes de darle un juguete a un niño que está de visita en casa, hará que se sientan respetados e importantes dentro de las decisiones de la casa, además el irrumpir sus cosas y sin permiso, provocarán una falta de respeto propio, afectando la capacidad de decisión, generando inseguridad y timidez, al no poder comunicar la molestia en público o no permitirles expresar lo que sienten regañándolos, los llevarán a reprimir sentimientos y a tener dificultad para expresarlos.
Los hermanos, la niñera también deben aprender a respetar, pues esto trae sentido de pertenencia ante su espacio y objetos personales.
El ejemplo es fundamental para provocar la generosidad, el enseñarles a ayudar a una persona que lo necesite a cruzar la calle, prestar algo a alguien desinteresadamente, los motivará a repetir las mismas acciones que verán en los padres, conservando valores para ayudar a otros.
Los padres al comprar un solo helado y compartirlo, promoverán la gentileza y el compartir, también el prestarles algo que se tenga a la mano para que jueguen con él, el pedirles algo que tengan puesto como una gorra y colocársela, hará que les guste ser solidarios, al igual no solo enseñarles a compartir cosas materiales sino además explicarles que existen sentimientos, conversaciones, momentos y tiempos, que son más importantes que lo material.
El altruismo debe ser un valor que se debe fundamentar sólidamente, para hacer de ellos en un futuro, personas que hagan mella donde quieran que se encuentren.
Esto garantizará personas más felices, estables emocionalmente y lo mejor, con la satisfacción de que siempre habrá tiempo para compartir con los demás, sin esperar nada a cambio y sin esperar sacar beneficio personal por su ayuda, solo la satisfacción de poder ayudar.