La lactancia materna es una de las experiencias más placenteras, no solo por el contacto directo que tienen madre e hijo, sino por la conexión que hay entre los dos, siendo sumamente importante para evitar enfermedades infecciosas, respiratorias, gastrointestinales, de dermatitis, pues esta fortalece su sistema inmune y da los nutrientes que requiere su organismo para su adecuado desarrollo y alimentación.
Cabe mencionar que la leche materna se debe dar en el mayor tiempo posible, puesto que cubre un tercio de las necesidades calóricas y proteicas diarias del pequeño, es través de ella que el niño recibe mayores defensas.
También, trae beneficios a la madre ya que ayuda a una óptima recuperación después del parto, cuando el bebé mama del pecho de la madre, se desarrolla oxitocina y endorfinas, estas hormonas producen bienestar acelerando el proceso del útero para que vuelva a su tamaño normal, denominado este proceso como involución uterina, convirtiéndose en un efectivo proceso terapéutico.
La leche materna cubre todas las necesidades de hambre y sed y hace que el bebé se sienta más seguro ante la respuesta positiva de la madre cuando él le pide pecho, la lactancia es un medio no solo para satisfacer áreas físicas, sino que además cubre todas las necesidades emocionales del niño.
La organización mundial de la salud y la asociación Española de Pediatría, aconseja la lactancia materna exclusiva dentro de los seis primeros meses de vida, para después ir complementando poco a poco con alimentos apropiados conforme a la edad y a partir de allí, continuar con la lactancia hasta los dos años, esto solo si el niño desea seguir amamantando.
La producción de leche de la madre va de acuerdo a las necesidades del bebé, si el niño consume mucho, así mismo la madre producirá leche, si él bebe toma poco la madre producirá poco.
Aunque no se puede definir con exactitud hasta cuándo se debe dejar de lactar debido a que este procedimiento debe ser más un acto evaluativo de la madre, debe ir reconociendo el momento justo donde el niño no necesite más de la leche materna o donde el bebé de muestras de que ya no le interesa tomar más.
De igual manera el destete se debe hacer de forma gradual, se debe ir retirando, no negando el pecho ni condicionando al niño, ya que si se hace de forma forzosa puede afectar emocionalmente al pequeño, haciendo que el bebé quiera aferrarse de algún modo a su madre para sentirse seguro y llenar el vació que ha dejado el tomar pecho.
En este cambio se le deben ofrecer medios para cubrir las necesidades emocionales del niño, la lactancia por ser un vínculo tan estrecho, se debe ir redireccionando de forma pertinente, en el momento adecuado y de forma paulatina, esto dará garantía que no se afectará las emociones del niño ante este proceso.
En caso de querer destetar al bebé es mejor consultar al pediatra para que según el proceso del niño, se sigan los pasos recomendados para mejores resultados.