Muchos padres cometemos el error de comprar a los niños con hermanos, amigos, familiares, esto como un medio para hacerlos reaccionar ante un mal comportamiento. Lo que deberíamos saber todos es que estos comparativos no son tan buenos en la formación de la identidad y que puede repercutir de forma negativa en el comportamiento de los pequeños.
A continuación, explicaremos algunos aspectos en los que puede afectarlos, como también algunas recomendaciones que pueden ser de gran ayuda para cambiar la forma como nos comunicamos.
Comparar a nuestros hijos tiene una gran repercusión en la psique de los niños, compararlos hace que pierdan lo que realmente son, desconectándolos de ellos mismos, solo por el anhelo de lograr ser con quien los comparamos, de forma inconsciente empiezan a construirse en lo que otros requieren perdiendo su auto valía, causando complejos de inferioridad , ansiedad, baja autoestima e inseguridad, una fuerte necesidad de perfección que los llevará a sentirse frustrados al no obtener los resultados que esperan auto descalificándose. Estas actitudes, solo no permitirán que tengan cambios positivos, si no que promoverá el adoptar patrones negativos de comportamiento de gestión-acción.
La mejor forma de motivar a nuestros hijos a tener cambios de comportamiento, es proyectarlos a las acciones positivas y de cambios constantes que sean beneficiosos para su desarrollo mental y actitudinal.
¿Cómo puedo lograrlo?
Primero es necesario hacer un trabajo sobre nosotros mismos, cambiando el pensamiento de, que, así como nos educaron, también debemos hacerlo con nuestros hijos. Es importante entender que los tiempos son diferentes y que los niños vienen con muchos cambios, con mayores habilidades, son más perceptivos, por eso sobre esas habilidades y mejoras, debemos enfocarnos.
Las palabras positivas tienen un poder especial sobre el ser humano y hacen de nosotros personas magnificas, seguras de sí mismas y auto destructibles, como también pueden producir lo contario si las palabras son negativas, mucho más en los niños, a su corta edad los estamos programando para que sean alguien específico en un futuro. Las palabras dirigidas hacia ellos, deben ser positivas y que fortalezcan su autoestima, aun cuando su comportamiento no es el que esperamos.
Las palabras comparativas deben ser remplazadas con palabras positivas como, por ejemplo, ¿tú que eres tan obediente, porque te comportas de esa manera, o porque estás siendo desobediente? Aquí anulamos la comparación, lo elogiamos, pero a su vez lo llevamos a reflexionar y auto evaluarse sobre su mal comportamiento. La pregunta, ¿por qué lo haces?, fomenta en ellos la auto reflexión, los condiciona a analizarse y los estamos programando para que logren tener una auto regulación de sus emociones y de sus acciones.
Ten presente que tu hijo tiene derecho a ser diferente a los demás, no puede tener las mismas cualidades que su hermano o amigo, ni la misma personalidad, son diferentes y debe ser aceptado como es, obviamente siendo orientado y corregido las veces que sea necesario, pero siempre sin comparaciones.