La crianza hace parte del proceso del desarrollo de los niños, ayuda afrontar las diferentes dificultades del entorno que se presenten, a reconocerse y a tener herramientas para ser cada vez más autónomos y con capacidades para enfrentar la vida.
Estas pautas de crianza no son establecidas por ningún recetario, estas son definidas con acuerdos que conciertan los padres, con base a una planeación de la llegada de los pequeños a la casa, lo ideal es que sean fomentadas de forma armónica y natural y que sean aplicadas en espacios que potencialicen su desarrollo de forma integral.
Estas pautas por lo general suelen ser aprendidas por los padres de los padres, repitiéndose de generación en generación, tratando de ser modificables bajo conceptos propios o muchas veces suelen ser aplicadas sin ninguna modificación, de esta manera los comportamientos, actitudes y manías suelen ser transmitidas, aún comportamientos que se creen son adecuados, pero no lo son. También tiene una alta influencia las demandas del contexto donde se desenvuelvan los niños.
Para que estas pautas de crianza sean acordes a las necesidades de los pequeños, es necesario tener en cuenta lo siguiente:
La importancia del trabajo en equipo: se hace primordial durante la crianza el trabajo en equipo entre padre y madre, que no hayan contradicciones en las órdenes generadas en casa, ni ningún tipo de desautorización del papá o de la mamá. El planear o elaborar algunos guiones frente a la crianza a lo que es permitido y no, sobre los valores que se les va a transmitir, permite darle mayor responsabilidad, firmeza y efectividad a los procesos que acompañarán la formación.
Apoyo Familiar: El apoyo que se debe generar en las pautas de crianza, no solo debe depender de padre y madre, sino del entorno en el que se desenvuelve los niños, involucrar a familiares, como abuelos y tíos para evitar desautorizar una orden o cambiar hábitos establecidos en casa, también evitar comportamientos que puedan llevar al niño a la confusión de acciones, teniendo claro el respeto del uno por el otro, puesto que la crítica de familiares frente a las enseñanzas de los padres no ayuda, sino que debilita el trabajo de los padres.
Autoridades: Los padres dentro la crianza, deben ejercer una autoridad firme pero a su vez afectiva, con el fin de promover la confianza y autonomía que conllevan al desarrollo de una personalidad sana, ante todo entendiendo el rol que ocupa cada uno dentro de la familia, el niño debe ir entendiendo que hay autoridades que ejercen sobre él, bajo el respeto, la tolerancia y el amor.
La relación de padres con sus hijos no debe ser de amigos, pues esto solo confundirá al niño y no entenderá cual es la diferencia de padres e hijos, hará que se pierda autoridad con base a las correcciones dadas. Esto no quiere decir que no se deba tener una relación de confianza y cercanía, claro que sí, solo es no llevar al niño a confundir los roles que ejercen los padres como autoridades. Las pautas de crianza deben ser producto de la reflexión, de la flexibilidad y la comprensión de los diferentes comportamientos que tienen los niños según sus etapas.
Si los padres asumen con firmeza y responsabilidad su tarea, la respuesta de los pequeños será la que se espera, esto a partir del ejemplo que reciben de sus padres en comportamiento y acciones, donde los valores y normas se implementan facilitando el adecuado desarrollo social y relacional de los niños, influyendo en su carácter y formación personal.