La mayoría de bebés hoy en día usan el chupete como método alterno a la lactancia materna y es denominado como succión no nutritiva, aunque existen muchas preguntas respecto a los beneficios o utilidad de este elemento en los niños, parece imposible que afecte de alguna forma a los bebés.
El chupete es usado para calmar el llanto del niño, para que pueda dormir tranquilo, también es usado como calmante de dolor o de algún malestar, además de tener una disminución del riesgo de muerte súbita, pero este producto al ser mal utilizado, puede llegar a ser perjudicial en muchos factores.
Según estudios el succionar un chupete o biberón constantemente puede representar un riesgo en el desarrollo del habla del niño, solo si se depende de él constantemente.
La escuela de salud pública de la universidad de Washington en EE UU, afirma que el chupete causa trastornos del habla en los niños cuando su uso se prolonga por mucho tiempo.
Estas investigaciones demuestran que los niños con manías como chuparse el dedo, tener chupete, manifiestan dificultad al pronunciar algunas palabras y sonidos.
Cuando un niño usa el chupete por mucho tiempo no ejercita los músculos de la cavidad oral correctamente, limitando el desarrollo de la musculatura que influye en la pronunciación y en la emisión de palabras, afectándose fonéticamente, esto debido a que, por mantener la boca ocupada, no intentan reproducir los sonidos que escuchan.
Los expertos recomiendan evitar que los niños adquieran el hábito de succionar el chupete y si se usa que no sea de forma continua sino solamente hasta los 9 meses para el óptimo desarrollo de los músculos de la lengua, cara y boca.
El uso del chupete de forma esporádica ayuda a relajar al bebé, reduce la ansiedad y le da facilidad para calmarse, lo desfavorable de esto es que el bebé al sentir mayor tranquilidad, va adquiriendo una dependencia emocional, convirtiéndolo en algo indispensable para él, aún en los casos de padres que se lo dan cuando duermen, le están generando hábitos de dependencia, muchas veces siendo este elemento la forma más fácil de tener al niño tranquilo, por eso es mejor buscar diferentes métodos para tranquilizarlos, sin recurrir al chupete como primera opción.
Tampoco es recomendable dar el chupete en los primeros meses de vida puesto que la succión del chupón es diferente a la succión del pecho, dificultando el aprendizaje adecuado para tomar pecho y agarrar el pezón, así que al satisfacer la necesidad de succión con el chupete, reducirá el vaciado del pecho materno repercutiendo de forma negativa en su alimentación, ya que no tomará la leche que necesita, no ganará peso y reducirá la producción de leche de la madre, dando como resultado un destete precoz. Es por esto que el chupete debe relegarse según afirma el comité de lactancia materna de la AEP.