Aunque nos cueste admitirlo y nos desesperemos, muchas veces, las rabietas en nuestros bebés son normales y demuestran algo que padecen en ese momento: cansancio, hambre, incomodidad con el pañal o algún malestar que los perturbe.
Y aun cuando nos podamos sentir abrumados, es importante que entendamos que es una forma de comunicarse con nosotros.
Dicho esto, hay algunas técnicas que podemos utilizar para apaciguarlos. Podemos prevenir el estallido en rabia cambiando el foco de atención en ese momento, probar mecerlos, distraerlos, cambiarlos de posición, claro, todo esto una vez que hayamos descartado que no esté hecho pis o caca, que no tenga hambre, sueño o algún cólico.
Si supervisamos que no sea la rabieta producto de alguno de estos síntomas pues podemos probar con la distracción, un juguete, cantarle una canción, pasearlo en el coche o cambiarlo de ambiente.
Mantener la calma, si los padres están tranquilos, le transmitirán esa paz al bebito y sabrá ir poco a poco bajando la intensidad del llanto. Recordemos: papás tranquilos y felices, bebés más propensos a estar en el mismo estado. Si el bebé percibe la angustia de sus padres va a sentirse inseguro y a desesperarse con más frecuencia. Aunque cueste lo mejor es respirar y tomar turnos si alguno de los dos está demasiado frustrado para lidiar con el bebé, recordemos que el cansancio puede nublar el entendimiento de los papás y llevar la situación al límite.
Dar contención con frases en bajo volumen, sin gritos, palabras cómo ‘’bebé, te voy a ayudar a salir de esto’’, ‘’vamos a estar tranquilitos ambos’’, ‘’vas a estar bien’’, ‘’mami-papi están contigo, no hay nada que temer’’, incluso cantarle alguna nana o ponerle algún ruido de fondo que lo alivie, música relajante, cuencos tibetanos, frecuencias recomendadas para bebés.
Aplicar algún masaje con cremas de lavanda o aceites esenciales, previa autorización del pediatra, darle un baño tibio, e incluso hacerle cariños mientras lo mantienes en la cama en una posición cómoda puede ayudar a que el bebé se calme. Dar pecho, si así lo haces, puede ser un calmante natural que brinda seguridad y apoyo al bebé, piensa a veces que ‘dar teta’ trasciende a lactar, le otorga al bebé cercanía y confort. Inténtalo si es posible.
Si las rabietas son muy intensas y vienen acompañadas de otros síntomas o cambios de conducta, no quiere comer, no evacúa lo suficiente, presenta malestar, moco o afines, es prioridad llevarlo a urgencias para descartar cualquier otro problema.
Ante la duda, mejor llamar al pediatra y no someter al niño a mayores niveles de stress.
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