Las promesas son costumbres que tienen los padres como medio de incentivo o motivación para sus hijos frente a algún hecho en especial, lo que se debe tener en cuenta es que cada promesa que se le haga a un niño, se le genera expectativas de poder recibirlas, la confianza de que sus padres van a cumplirla, es un medio de apego y credibilidad para ellos.
Ejemplos de esto sería, “si te portas bien te llevo a comer helado”, o “salimos de viaje”, o “vamos a dar un paseo”, lo que no se tiene en cuenta muchas veces es que este tipo de promesas son importantes cumplirlas y no dejarlas pasar como si no fuera algo trascendental.
Lo que se ignora, es lo que esto puede causar y representar en la confianza de los niños hacia sus padres, cuando no se cumplen estas promesas, simplemente se les está restando valor, ignorando la esperanza que tenían en esa promesa, se les está enviando una información clara que de forma inconsciente, se va quedando en ellos generando poca credibilidad hacia lo que sus padres le dicen, se les crea un sentimiento de decepción, de frustración y más cuando sucede de forma repetitiva , va creando en la memoria del niño una posición de no creer, de ser escéptico a sus padres.
Esto es una programación de una posición de lejanía y de sentirse poco importantes como para que esas promesas sean cumplidas, sintiendo muchas veces que no pueden contar con sus padres, perdiendo valides de su palabra.
Por esto, es mejor pensar muy bien antes de hablar, tener la plena seguridad que se puede cumplir o si no es mejor no decir nada, pues las palabras de sus padres son todo para ellos y la toman de forma significativa.
Aunque es importante tener en cuenta que no siempre se puede tener el control de todas la situaciones o cosas que puedan pasar, ya que los imprevistos pueden suceder, se debe hablar con el niño de forma puntual, avisarle anticipadamente, pedir perdón y tratar de enmendar el error con un cambio de plan que sea de su agrado, pero que en definitiva se pueda cumplir, pues para los niños este tipo de promesas son tan significativas que pueden causar gran tristeza al ver que sus padres no las cumplen.
Así que antes de prometer, se debe evaluar si las promesa son lo suficientemente realistas como para poder cumplirlas, si de verdad es necesario hacer esa promesa, cuál es el propósito de ella y que se quiere alcanzar.
Esta reflexión permitirá y ayudará a que los padres tengan en cuenta la importancia de las palabras mencionadas para los niños y los efectos que estas producen.