Mi hijo no quiere comer | Blog de bebés - Jyoko

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El apetito en los niños puede llegar a disminuir en la edad escolar, comiendo solo en pequeñas cantidades y con poca regularidad, además es común que esto suceda a partir de los 2 años de edad.

La causa es porque a esta edad su crecimiento es más lento, haciendo que sus necesidades alimenticias sean menores y por su etapa de exploración prefieren estar jugando que estar sentados comiendo.

Los cambios que presentan suelen ser muy notorios, es aquí, donde empiezan a reconocer su gusto por algunos alimentos y donde sus preferencias varían, pueden cambiar a medida que prueban nuevos sabores, dejando de comer alimentos que comían con regularidad, por otros que tal vez no les apetecía pero que luego se convierten en sus platos favoritos.

Como su crecimiento no es continuo, habrá momentos donde tendrán más apetito y otras en las que preferirán no comer nada y aunque los padres pueden angustiarse, se deben entender estas variaciones sin preocupación.

Aunque es entendible que los padres se impacientan al ver sus hijos rechazando la comida con palabras como no quiero, no me gusta, la mayoría del tiempo haciendo berrinches, no es bueno forzarlos a comer algo que no quieren, esto sólo incrementará la molestia ante ciertos alimentos.

Se debe tener mucha paciencia para lograr que adquieran hábitos saludables y se respeten los tiempos de comida en casa, para ello se deben implementar estrategias para que el tiempo de alimentación sea agradable y ameno.

Un ejemplo de ello, es explicarles que el comer es clave para su crecimiento y que para conseguirlo se necesita comer diferentes alimentos, las rutinas son indispensables para crear hábitos, los horarios exactos para iniciar y para terminar, siempre con normas de comportamiento permitirán que se adapten poco apoco a los tiempos de alimentación, eso sí, los padres deben comprender que el apetito que presentan los niños es suficiente para satisfacer sus necesidades corporales, donde no siempre una mayor porción es la que les va alimentar. Es por esto que se les debe servir en cantidades precisas según su apetito, servir poco para darles la posibilidad de que pidan más si así lo quieren, para no forzarlos a comer más de lo que requieren.

Aunque el menú se puede ir adaptando según los gustos que van adquiriendo, no se debe cambiar de ninguna manera ante el rechazo de los niños, sino quieren recibir la comida, se les retira el plato de forma tranquila sin castigarlos, solamente dejándolos sin ningún alimento hasta la siguiente comida, así se sentarán con más ánimo y con ganas de comer.

Las reglas deben ser claras siempre, deben estar en un solo lugar mientras comen, se debe evitar el hecho que estén corriendo por la casa, los tiempos de comida son en la mesa junto con su familia.

El permitir que expresen que algo no les gusta, hace parte de la formación de su personalidad, los padres no deben dejar la calma, sino al contrario con palabras suaves explicarles que esa es la comida que hay en la mesa, ante una reacción de negación no se debe acceder a darles otra cosa diferente, porque se van acostumbrando a que cada vez que hagan un berrinche lograrán lo que quieren.

Ser considerados, hablarles de forma tranquila, pero con firmeza, será la mejor manera de ir logrando hábitos en los pequeños, con resultados óptimos basados en el respeto, en el valorar un poco más lo que tienen y en lo que hace papá y mamá por ellos.

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