La salud ocular es una de las conversaciones que los padres de niños pequeños tienen de manera frecuente con amigos, familiares y médicos, normalmente lo que más inquieta a los padres es lograr que sus hijos se dejen las gafas puestas y entiendan lo importante que es ir al oculista.
Desde que son pequeñitos hay que acudir de manera periódica al chequeo de la vista porque cualquier enfermedad de la visión puede incidir de manera negativa en el aprendizaje del infante. Un diagnóstico temprano ahorrará al niño muchos problemas en la escuela, mejorará su desarrollo y sin lugar a dudas permitirá que cualquier condición que presente sea solventada de forma efectiva.
La mala visión del infante podría acarrearle no solo problemas del desarrollo como hemos comentado sino ralentizar su habilidad motora y hasta hacerlo sentir socialmente excluido del resto. Por ello es clave que los padres conversen con sus hijos al respecto de cualquier cambio en la vista de éstos.
El primer paso es hacer sentir a tu pequeño cómodo con el chequeo de rutina o el examen de la vista. Elige un profesional que sea experto en niños, ya que suelen ser más comprensivos y sus consultorios están adaptados para atender y entretener a los pequeñitos mientras esperan su turno. Sonará frívolo pero el ambiente es la primera impresión que tu hijito tendrá al llegar al médico, mejor contar con un espacio amigable para esto.
Conversa con él al respecto del médico, guíalo a través de la visita al menos unos días antes, nárrale qué ocurrirá, coméntale sobre la importancia de asistir al médico y hazle saber que siempre estarás presente para que se sienta cómodo. Muchos padres se apoyan en literatura infantil o en videos para mostrarle a sus hijos que no hay nada que temer.
¿Cómo elegir las mejores gafas?
El oculista sugerirá materiales como el policarbonato que son más ligeros y resistentes para las actividades de los niños. Recuerda que los hábitos de los infantes influyen muchísimo en la elección que se tome. El policarbonato además es más seguro si llegase a tener algún accidente y se rompiera el lente a diferencia de otros materiales. Las patillas de los lentes deben ser firmes y estables, para evitar que se deslicen los lentes por el rostro del niño. Procura que las patillas se sujeten bien en las orejas y la cabeza pero sin aplicar presión innecesaria que se traduzca en cefaleas.
El oculista sugerirá también dependiendo de la graduación del lente y del estilo de vida del pequeño aplicar filtros como antirreflejo o anti rayaduras para darle más vida útil a las gafas.
Involucra a tu hijo, según su edad y criterio, en la elección de su modelo de gafas, mientras más le guste el color, la forma e incluso el diseño del lente tendrá más posibilidades de usarlo sin sentirse ‘raro’. Imprímele confianza con palabras de aliento y hazle sentir que es normal llevar gafas, que es parte de su tratamiento para mejorar su salud y que puede ser un accesorio que refleje también su personalidad. Puedes incluso animarle con piropos y hacerle ver que es normal lo que está viviendo.
Recuerda que el lente debe cubrir perfectamente el campo de visión del niño, que su morfología facial va cambiando a medida que crece y que por ello es clave visitar periódicamente al oculista para ajustar el tamaño de las gafas a su fisionomía.
¿Cuándo ir al oculista?
Las primeras revisiones de la vista entre los 0 y los tres años de edad las realiza el pediatra del bebé a menos que encuentre algo que deba remitir a un especialista. A partir de los 3 años ya el oculista u oftalmólogo puede encargarse de la visión de tu pequeño.
A partir de los 11 años y dependiendo de la condición de la vista, de la opinión del profesional y de la decisión de éstos con los padres, el preadolescente podría usar lentes de contacto, siguiendo siempre las guías de cuidado para evitar enfermedades como conjuntivitis o queratitis.
¿Qué hacer si mi hijo practica algún deporte?
Consulta con el oculista modelos adecuados a la intensidad de la actividad física que practica, vigila que los puentes de la nariz sean blandos y cómodos y que el material resista la presión a la que serán sometidos. Independientemente de si son para diario o para deporte, es básico contar con unas gafas graduadas de recambio por si llegase a ocurrir algún extravío u accidente.
Mi hijo aún se resiste, ¿cómo puedo motivarlo?
Muchos padres se apoyan en los ídolos de sus hijos para hacerles ver que las gafas ‘molan’, echa mano de cómics, artistas, cantantes, deportistas y muéstrale a tu hijo que hasta los superhéroes llevan gafas. Hazle sentir que será escuchado, que participará activamente en el proceso de selección de las mismas y que al final del día son instrumentos necesarios para su salud.
Submit comment Cancel Reply