Cuando llega la gran noticia del embarazo, empezamos a intentar adivinar cómo serán los próximos 9 meses: cómo se desarrollará el bebé, cómo irá cambiando el cuerpo y, sobre todo, cómo será el parto. Con la intención de que todo salga lo mejor posible, tendemos a leer e informarnos al máximo y así estar preparadas para ese gran día. Parece que el parto es la meta final de esa gran carrera maternal y ahí acaba todo, pero… ¡qué confundidas estamos! ¡En realidad, ahí empieza todo!
El posparto es el gran olvidado y, sin embargo, debemos prestar mucha atención a esta etapa si queremos recuperarnos totalmente una vez ha nacido nuestro bebé. Tanto el embarazo como el parto en sí suponen un gran cambio corporal a muchos niveles y un riesgo para determinadas estructuras como son el abdomen, el suelo pélvico y la zona lumbar, especialmente. Si no hacemos una buena recuperación de este complejo abdomino-pelvi-perineal, podemos acabar sufriendo a corto o largo plazo patologías como incontinencias urinarias, prolapsos, diástasis, dolor de espalda, etc. Aunque cada caso es particular, y lo ideal sería recibir una buena valoración personalizada, en líneas generales, es necesario esperar 6-8 semanas para empezar a hacer, de manera progresiva, ejercicios más dinámicos, de intensidad, o recuperar nuestra práctica deportiva habitual. Lo que sí debemos tener en cuenta es que no vamos a realizar ejercicios que conlleven un impacto sobre nuestro suelo pélvico, y esto son deportes como correr, saltar, bailar botando, hacer cambios de ritmo o de posición bruscos como los que realizamos al practicar pádel, tenis y prácticas similares. Sin embargo, sí es importante hacer un buen trabajo preventivo. Y de ahí que sea fundamental realizar actividad física adaptada durante el embarazo. Si hacemos ejercicios para mantener el tono muscular de nuestro abdomen, nuestro suelo pélvico y nuestro cuerpo en general, conseguiremos que estos músculos estén activos de manera eficaz y temprana cuando demos a luz.
Y, no sólo eso, si además aprendemos pautas de higiene postural y manejo del cuerpo frente a los esfuerzos evitaremos que gestos como coger al bebé, levantarnos con él en brazos, coger el capazo, etc., nos perjudiquen. Esto no es fácil porque lo repetimos muchísimas veces a lo largo del día y, como tendemos a priorizar al bebé, olvidamos lo que está sucediendo en nosotras cuando hacemos estos movimientos. Éstos son esfuerzos que suponen un aumento de la presión dentro de nuestro abdomen y provocan un empuje sobre nuestro suelo pélvico si no lo hacemos correctamente. Es importante pararse un momento a sentir qué sucede en estas zonas del cuerpo e intentar corregir la práctica si lo que sentimos es que nuestro abdomen es empujado hacia afuera o nuestro periné hacia abajo.
Aunque son muchos los matices de esta corrección, te propongo algo sencillo si es tu caso y estás leyendo esto: suelta el aire un par de segundos antes de realizar el esfuerzo para disminuir esa presión interna y permitir que se activen los músculos que la amortiguarán. Practícalo con frecuencia y enseguida notarás la diferencia.
Cositas así son las que puedes tener ya integradas si durante los meses anteriores al parto ya lo has ido trabajando. Así que, si estás embarazada ahora, no dudes en buscar la manera de realizar ejercicios adecuados para ti con la ayuda de un profesional que te guíe. Te sentirás ágil y activa durante el embarazo, y notarás los beneficios durante el posparto. Y, si tu embarazo ya pasó, espero que ya estés dedicando un huequito del día para ti y así puedas recuperarte pronto como te mereces.